Era junio de 2020, veníamos todos de pasar los posiblemente meses más extraños de nuestra vida, las mayoría de las bodas aplazadas o canceladas para un futuro próximo que está tardando demasiado en llegar. Pero ellos hicieron lo contrario a todos y fue aquí donde decidieron dar el paso y celebrar su boda.
Se acercaba la fecha, estaba afectando la segunda ola y las restricciones aumentaban cada día, pero llegó, llegó el 17 de octubre, al fin, y María y Santi pudieron celebrar su íntima boda con sus familiares más cercanos, pero lo pudieron hacer como ellos querían. No faltaron las risas, las emociones, por un día todos pudimos olvidar lo que llevábamos viviendo este año y noté, que aún en las malas, no nos pueden quitar las ganas que tenemos de celebrar los grandes momentos.
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