Las sonrisas, la alegría, la fiesta inundaron su día. Nada podía hacer que este día se aplazara, que su hora se cambiara. Todo tenía que ser como se pensó y así fue.
Para mí fue una boda muy especial, de estas que se disfruta no el doble, el triple. Y como fotógrafo siempre es un placer que unas amigas valoren tu trabajo y quieran que seas quien inmortalice su día.












































































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